Como hemos visto hasta ahora, el modelo consensuado y consolidado de usabilidad, que además está recogido en diferentes normativas y estandarizaciones, incluye cinco aspectos:
- Eficacia.
- Eficiencia.
- Satisfacción.
- Aprendibilidad.
- Seguridad.
Si estos cinco aspectos no se cumplen, lo más probable es que la persona usuaria abandone el producto o servicio, puesto que le provocará frustración, no será capaz de usarlo, lo encontrará inútil o no le verá ningún valor.
Por lo tanto, el motivo principal para evaluar la usabilidad es garantizar el éxito y la mejora continua del producto o servicio que diseñamos y evitar producir sensaciones negativas a la persona usuaria.
Ejercicio
Reflexionad sobre la evolución que han sufrido los cajeros automáticos durante los últimos años. ¿Qué funcionalidades se han añadido? ¿Qué facilidades se han introducido? ¿Qué futuro imagináis en estas máquinas?
Para evaluar la usabilidad hay diferentes técnicas y metodologías que descubriremos durante el transcurso de la asignatura, pero ahora centrémonos en las métricas necesarias. La usabilidad, ligada a la experiencia de la persona usuaria, es un factor estratégico en el desarrollo de un producto o servicio y por este motivo es importante evaluarla.
Para evaluar la usabilidad necesitamos métricas que nos aporten datos e información sobre la experiencia personal de la persona que hace uso del producto o servicio, sobre la interacción (eficacia, eficiencia y satisfacción) y, además, datos sobre las personas, sus comportamientos y actitudes. Hay que plantear, pues, un enfoque holístico que nos ayude a tomar decisiones oportunas en momentos claves, basándonos en datos empíricos y objetivos.