2. ¿Por qué y cómo evaluar la usabilidad?

Como hemos visto hasta ahora, el modelo consensuado y consolidado de usabilidad, que además está recogido en diferentes normativas y estandarizaciones, incluye cinco aspectos:

  • Eficacia.
  • Eficiencia.
  • Satisfacción.
  • Aprendibilidad.
  • Seguridad.

Si estos cinco aspectos no se cumplen, lo más probable es que la persona usuaria abandone el producto o servicio, puesto que le provocará frustración, no será capaz de usarlo, lo encontrará inútil o no le verá ningún valor.

Para evaluar la usabilidad hay diferentes técnicas y metodologías que descubriremos durante el transcurso de la asignatura, pero ahora centrémonos en las métricas necesarias. La usabilidad, ligada a la experiencia de la persona usuaria, es un factor estratégico en el desarrollo de un producto o servicio y por este motivo es importante evaluarla.

Para evaluar la usabilidad necesitamos métricas que nos aporten datos e información sobre la experiencia personal de la persona que hace uso del producto o servicio, sobre la interacción (eficacia, eficiencia y satisfacción) y, además, datos sobre las personas, sus comportamientos y actitudes. Hay que plantear, pues, un enfoque holístico que nos ayude a tomar decisiones oportunas en momentos claves, basándonos en datos empíricos y objetivos.